Estambul es la ciudad más grande de Turquía y el punto donde se encuentran dos continentes; aquí puede pasar literalmente la mañana en Europa y por la tarde estar en Asia con solo hacer un viaje en ferri. La antigua capital imperial, que una vez albergó imperios cristianos e islámicos de forma consecutiva, ahora ofrece una embriagadora mezcla de lo antiguo y lo moderno en una ciudad europea que celebra reliquias gloriosas del pasado. Explorar todo lo que Estambul tiene para ofrecer es casi imposible, pero existen varios monumentos arquitectónicos e históricos que sus visitantes no querrán perderse.

Terminado en 1478, el palacio Topkapi es el más antiguo y más grande, hogar de los sultanes otomanos durante casi 400 años. Ahora es un museo muy preciado, con vista del Bósforo y el Cuerno de Oro. Este sitio Patrimonio Mundial de la UNESCO es una muestra de opulencia y una ventana al mundo de la corte otomana. Otro de los museos más visitados es el de Santa Sofía, que fue encargado por primera vez por el emperador bizantino Justiniano como una iglesia y luego convertida en mezquita. Muy cerca, en la plaza principal, se encuentra la hermosa Mezquita Azul (conocida oficialmente como Mezquita del Sultán Ahmet), y domina el horizonte de Estambul con sus cúpulas imponentes y seis esbeltos minaretes.

A los amantes de las compras les encantará las ofertas de los minoristas eclécticos de Estambul y ningún lugar ofrece la suficiente imaginación como el Gran Bazar. Este gran mercado cubierto posee un total de 61 calles y más de 5.000 tiendas que venden joyas, cerámicas pintadas a mano, alfombras, bordados, especias, cuero y antigüedades. Este bazar encabezó la lista de los atractivos turísticos más visitados del mundo en el 2014 con 91.250.000 millones de visitantes al año.